La vela es el alma de todo velero. No solo constituye su principal medio de propulsión, sino que también define en gran medida el carácter y el comportamiento de la embarcación mientras navega.
A lo largo de la historia, los navegantes han desarrollado distintos tipos de velas, adaptándolas a las necesidades de la navegación de cada época, a las condiciones de viento predominantes y a los avances en diseño naval. La forma, el tamaño y la disposición de cada vela determinan cómo un barco puede aprovechar la fuerza del viento, su capacidad de maniobra y su eficiencia en diferentes rumbos.
Comprender los tipos de velas es esencial para quien se inicia en la náutica o simplemente desea conocer cómo funcionan los veleros. Desde las grandes velas cuadradas de los navíos históricos, pasando por las latinas del Mediterráneo, hasta las modernas velas bermudas y sus complementos de proa y portantes, cada diseño tiene ventajas y limitaciones particulares. Esta diversidad refleja la evolución de la navegación y permite apreciar cómo el ingenio humano ha sabido transformar el viento en movimiento y libertad en el mar.
Las velas cuadras o cuadradas son uno de los clases de velas más antiguas y características de la navegación a vela.
A pesar de su nombre, no siempre son estrictamente cuadradas, pues suelen ser rectangulares o trapezoidales, y se despliegan colgándolas de vergas perpendiculares al palo. Este diseño fue predominante en los grandes navíos de la Antigüedad, la Edad Media y la Era de los Descubrimientos, donde se utilizaban varias velas cuadras en diferentes palos para propulsar enormes embarcaciones transoceánicas.
Su mayor virtud es la potencia que entregan con vientos portantes —cuando el viento sopla desde popa hasta el través del barco—. En estas condiciones, las velas cuadras ofrecen una superficie enorme que actúa capturando gran cantidad de viento y empujando el barco hacia adelante.
La principal limitación de este tipo de velas es su pobre rendimiento con vientos por la amura —desde el través hacia la proa&mdas;. Al no poder orientarse de manera eficiente hacia el viento, los barcos con velas cuadras no podían navegar cerrando mucho el ángulo contra el viento. Esto obligaba a depender de rumbos más abiertos, maniobras de bordadas amplias y, en muchos casos, a complementar el aparejo con velas auxiliares de cuchillo (—latinas, cangrejas o foques— para mejorar la maniobrabilidad en distintos rumbos.
En la actualidad, las velas cuadras han quedado en desuso en la navegación recreatuva y deportiva, pero siguen presentes en buques escuela y embarcaciones históricas que mantienen viva la tradición marinera. Su imponente silueta, con decenas de paños distribuidos en varios palos, constituye un símbolo de la época dorada de la navegación a vela y un recordatorio del ingenio humano para aprovechar la fuerza del viento en los mares del mundo.
La Fragata Libertad con Velas cuadras.
La vela al tercio se caracteriza por ser de forma casi rectangular, sostenida por una verga o percha en su lado superior y una botavara en su base. La percha se cuelga del mástil por su tercio delantero —de allí su nombre, pues dos tercios de la percha quedan a popa del mástil mientras que el otro tercio queda del lado de proa del mástil—. Están diseñadas para navegar con vientos francos, es decir aquellos que soplan entre el través y la popa.
Velas al tercio.
La vela latina es, en cambio, una vela de forma triangular, que también suele denominársela como vela de cuchillo, y que establece logitudinalmente en el centro del barco, sobre la crujía, a diferencia de las velas cuadras que se alinean transversalmente a la línea de crujía. Esta vela se monta en una verga que se iza más o menos por su centro en el mastil, inclinando el penol de la percha que queda a proa hasta que la base del triángulo de la vela quede horizontal, paralelo a la cubierta.
La principal ventaja de esta vela es que permite navegar en direcciones contra el viento.
Vela latina.
La vela tarquina puede ser de forma trapezoidal o rectangular, fijándose uno de sus lados al mástil y elevando el extremo superior que queda a popa mediante una percha que se cruza diagonalmente sobre el plano de la vela partiendo desde la mitad del mástil.
Vela tarqiina, veleros de clase Optimist.
La vela bermuda o vela bermudiana —lleva ese nombre pues proviene de las Islas Bermudas— es triangular y se monta sobre el mástil extendiendo su base con una botavara. Este tipo de vela es la que usualmente vemos montadas como vela mayor en los veleros de nuestros días.
La vela bermuda es hoy la más utilizada en los veleros modernos, ya que además de servir con vientos portantes, su eficiencia aerodinámica permite aprovechar también los vientos de proa para navegar en direcciones contra el viento.
Vela Bermuda.
La vela cangreja consiste en un paño trapezoidal asimétrico, con su lado más corto tomado del mástil, y que se extiende hacia popa sosteniéndola con una botavara en su base y una percha volante —llamada pena— en su tope. .
Esta vela permite aprovechar el viento de manera eficiente en embarcaciones de desplazamiento pesado, siendo especialmente adecuada para navegaciones largas y constantes en direcciones contrarias al viento.Su gran tamaño facilita también la tarea de cambiar el rumbo o virar en veleros de quilla corrida
Vela Cangreja.
inicio | atrás | anterior | siguienteEste texto forma parte del Manual de Instrucción del Curso de Timonel de Yate de Vela y Motor de la Escuela de Náutica del Club de Veleros Piedrabuena.
ISBN 978-987-88-2752-0
Reproducido con autorización del autor.
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